Una de las mejores herramientas
que tenemos las personas es la capacidad de conocernos a nosotros mismos. La razón
del ser humano es tan maravillosa que tiene la opción de reflexionar sobre sí
misma y conocer-se. A través de la
facultad racional somos capaces de conocer nuestra propia identidad como el
sistema humano que somos, puesto que nos aparecemos ante nosotros mismos como
aquello que podemos dotar de significado.
Cada uno de nosotros tenemos una
identidad propia que expresa nuestro sí mismo, el cual está construido a partir
de una serie de eventos y experiencias, que desde el inicio de nuestras vidas
suceden de forma conectada estableciendo una secuencia temporal significativa.
Esta trama o guión existencial significativo es nuestra biografía personal, a
la cual tenemos acceso mediante la autonarrativa. Conocernos a nosotros mismos supone un
proceso de diálogo interno en el que a la vez somos signo y significante,
locutor y espectador. Todos requerimos
una vida con unidad narrativa, la cual tenga un sentido y una secuencia que nos otorgue el sentido de uno mismo, y
que además de coherencia y continuidad a nuestra historia personal. De tal
forma que en el transcurso de los años sea posible re-conocernos a nosotros
mismos y ser reconocidos por los demás.
La narrativa personal no se
construye únicamente de nuestra realidad intelectual, sino que hace referencia
al Yo en toda su complejidad. El Yo o el sí mismo es la consciencia de la
identidad en todas sus dimensiones, en lo biológico, lo emocional, lo
voluntario y lo racional. Al hacer
consciencia nos ponemos frente a nosotros mismos como el personaje principal de
la propia historia, al que se le añaden otros yoes que comprendemos como Tú,
así como diferentes escenarios y contextos. El narrador es a la vez personaje
principal y guionista de la prosa existencial, quien va descubriendo tanto sus
verdades narrativas como la verdad objetiva del mundo en el que habita.
La terapia narrativa se nutre de la capacidad que todos tenemos de
hacer consciente la propia biografía, y a partir de la narración, el
consultante va comprendiendo la trama de su pasado de tal forma que en el
presente va dando significado a su vida, y adquiriendo la capacidad de tejer la
trama futura dotándola de continuidad y unidad significativa. Nos vamos
contando a nosotros mismos la propia vida recobrando el sentido inicial de
nuestro proyecto vital, o si se carece de éste se estructura. Se narra a partir
de los acontecimientos importantes que han forjado nuestra personalidad, las
experiencias, los sucesos, así como los sueños, ideales, deseos y
entendimientos que nos proporcionan o nos pueden llegar a proporcionar la
felicidad y paz que se busca en la vida.
La terapia narrativa funciona de
diferentes formas, una de ellas es a través de un taller creativo de narrativa
personal en la que mediante el ejercicio de creación literaria nos vamos
narrando a nosotros mismos y a los demás nuestra historia y nuestro proyecto
vital. También se logra de forma individual en donde el asesor es un promotor de la narración así como espectador, la narración se da durante el diálogo y la promoción de la redacción de un diario personal. Otra forma es a través de la lectura de otros autores, el asesor al conocer al consultante puede recomendar lecturas como novelas, biografías, poesía o teatro; que presenten ideales de comportamiento o situaciones similares a la propia vida, de tal forma que el consultante al tomar distancia de sí mismo a través de un tercero se puede reconocer.
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